¿Por qué nos emociona la música?

Sabiendo que había dos personas del grupo que quieren hacer la especialidad de música, era de esperar que uno de los videos de TEDx en español que debíamos comentar estaría relacionado con la música.

Esta charla sobre el por qué la música nos emociona, la imparte el músico Paolo Bartolameolli; quien fue a muy temprana edad a un concierto de música clásica.

Antes de ir con un niño a un concierto por primera vez, hay que prepararlo. Para ello podemos escuchar con él las piezas que a lo mejor se interpretan y explicar momentos, como pueden ser las partes conclusivas y que dan sensación de final, las partes dramáticas, las alegres, las partes en las que se divide la obra, etc. Posteriormente, cuando el niño reconozca lo previamente visto, hará una señal de reconocimiento.

Paolo le da mucha importancia a las expectativas de la música y que son provocadas en su amplia mayoría por la curiosidad. Estas expectativas también las esperamos de manera inconsciente del público, la orquesta e incluso del sonido.

Una gran parte de lo que hace que la música nos emocione, es precisamente que se rompan todas esas expectativas. Por ejemplo en la 5ª sinfonía de Beethoven, se cumplen todas las expectativas hasta un punto en el que de repente, las cosas no acontecen como esperábamos. Como son las variaciones del tema principal. Después continúa con sucesiones de acordes que le dan sentido musical con sensación de reposo en ocasiones, cumpliendo a la vez las expectativas.

En la música, lo general es que las piezas tengan un patrón que según lo que sentimos debería concluir, pero que sin embargo, da una sorpresa y a la vez estabiliza. La nueva línea melódica capta la atención del público y concluye con un desenlace inminente que ya esperábamos sin darnos cuenta.

Otra de la muchas opciones que puede aportarnos la música es cumplir nuestras expectativas; y una vez que todo haya finalizado y haya hasta relajación por parte de los músicos que la interpretan, se realiza un último movimiento con fuerza e impactante a ojos del público. Este movimiento se consigue gracias a la textura, a notas inesperadas, a la melodía, armonía e incluso a la nueva estabilidad del ritmo.

Este equilibrio entre lo que esperamos y la sorpresa es precisamente lo que nos llama la atención de la música y lo que hace que nos llegue a lo más profundo de nosotros mismos.

Lo bonito de la música es que la melodía dialogue con su acompañamiento y que dé lugar a que se cierren las ideas de la melodía y que por tanto sea algo que esperamos; y que si se quiere se pueda dar un giro inesperado, creando un sonido dramático.

La línea melódica apasionada viaja y crea una contralternativa que desestabiliza a la vez que fascina. Los contrastes también son una fuente muy utilizada y sumamente útil en este sentido, ya que crea drama y juega con las expectativas, como pasa por ejemplo en el Vals de Strauss que contiene sorpresas radicales, cambios de tiempo y propone siempre nuevas ideas que acaban en nuevos vals.

Otro músico del que podemos hablar es Wagner, quien es un manipulador experto de la música sugerente, erotismo y hacer que las notas y sonidos se aferren a los siguientes. Aunque cambie la dirección con los silencios que utiliza como recursos expresivos (gracias a los cuales deja preguntas abiertas), da estabilidad y conecta las ideas del discurso que podrían seguir creciendo.

Todo esto nos lleva a llegar a la conclusión de que la música puede estar siempre variando, es decir, nos va a estar sorprendiendo. También en muchas ocasiones cumplirá nuestras expectativas y además será especulativa, al igual las novelas policiales como dice este gran músico

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